Tarot de Thoth
Tarot Egipcio: Una de las tantas teorias que se contemplan sobre el nacimiento del tarot, situan su origen en Egipto, antecediendo a la cabala y a los ritos de alquimia a orillas del Nilo.
El Tarot Egipcio según esta teoria, el sistema de lectura del tarot tiene su origen en la representación de la división egipcia del Universo. Dado que concebian tres espacios: hombre, espiritu y materia, determinando en esta cosmogonía al hombre como centro del universo y al espiritu como el puente de enlace entre lo humano y lo material.
El tarot, libro sagrado, enseñaba el sitio del hombre en el Cosmos representando una guia para una vida recta y para el desarrollo espiritual.
Con ese fin, el Tarot se concibió como una reproducción del espacio sagrado de los templos, un diseño arquitectónico que a su vez era una representación del universo. Los egipcios habían dado una forma a cada una de las dimensiones de su cosmos. Para el hombre, un punto. Para el espíritu, un triángulo. Para el mundo sensible, un cuadrado. El punto dentro del triángulo, y el triángulo dentro del cuadrado.
Estas figuras se trazaban utilizando las cartas del Tarot, empleando la misma división que utilizamos hoy en día de Arcanos Menores y Mayores. De hecho, se trata de una concepción que nos explica las características de uno de los Arcanos más relevante: el Loco, el Arcano sin numerar. Para los egipcios, esta carta representaba al Hombre: sin peso ni pecado al nacer, lleno de posibilidades. Lo representaban con un punto, y lo colocaban en el centro del Universo. A su alrededor, ubicaban un grupo de 21 deidades (seres postulados sobrenaturales), dispuestas en tres líneas de 7 cartas que formaban un triángulo equilátero. Los Arcanos Mayores representaban al mundo espiritual, la misma dimensión representada por las Pirámides.
Alrededor del triángulo, se disponían figuras que representaban los cuatro elementos, 14 por cada uno, 56 en total: los Arcanos Menores y sus símbolos. El agua (las copas), el aire (las espadas), la tierra (los oros) y el fuego (los bastos). Estas 56 figuras se colocaban formando un cuadrado, en representación del mundo sensible o material.
Esta concepción puede encontrarse en las representaciones modernas del Tarot Egipcio: el Loco aparece de pie sobre un cocodrilo (el agua), vestido con la piel de un leopardo (la tierra), a medio camino entre el agua y el fuego. Su cuerpo es un tríangulo, y el fuego y el aire que le rodean forma un cuadrado.
El Tarot, para los egipcios, era un mapa del cosmos para encontrar nuestros lugar y las vías hacia la realización personal, el tarot egipcio.